Múltiples naciones del mundo entero, reconocen en Simón Bolívar no sólo a un guerrero, sino también al estadista y estratega que promulgó la Independencia de seis naciones en la llamada América Española, esas que se dispusieron a ser libres; y que tuvieron como figura representativa al diplomático y militar nacido en Caracas hace exactamente 240 primaveras.
Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar Ponte Palacios y Blanco, llegó al mundo en la capital venezolana, aquel normal día de 1783. Llegaría desde el viente de María de la Concepción Palacios y Blanco y por dictamen biológico de Juan Vicente Bolívar y Ponte. Crecería en una pudiente familia del pleno centro caraqueño, para convertirse luego en el prócer más grande que ha parido Venezuela.
Fue líder fundamental de la Independencia, de lo que hoy es su natal Venezuela, Colombia, Panamá, Ecuador, Perú y Bolivia.
La historia le reconoce como figura indispensable de la libertad
Además, la historia le reconoce el haber sido esencial en la emancipación hispanoamericana frente al basto imperio español. Por estos actos, en su querida Caracas se le confiere en vida el título de Libertador.
Lideró amplias campañas, fundó a la llamada Gran Colombia, ejerció como legislador, operó como redactor de constituciones y trabajó como jurista. Ejercicios intelectuales que lo llevaron también a organizar el Congreso Anfictiónico de Panamá.
Su idea principal era establecer una Confederación Hispanoamericana, no para consolidar una sola mega nación americana, sino para integrar a cada una de las naciones en un sólo sentir tanto social como económico.
Su plan, era unir en los político y financiero al continente desde México hasta Argentina; por tal razón pactó el cónclave en Panamá, por considerar a ese territorio como céntrico para los del norte y para los del sur.
Conflictos internos ajenos de Simón Bolívar mermaron a la Gran Colombia
Conflictos repletos de intereses políticos y económicos, mermaron internamente a su creación La Gran Colombia, y el proyecto de vino abajo, pero sus ideales jamás podrían ser derrumbados.
Simón Bolívar pudo haber elegido una vida repleta de lujos y riquezas, de hecho al ser ya un hombre hecho y derecho se residenció en España, allí contrajo nupcias con María Teresa del Toro, la trajo a Venezuela, en Caracas enfermó y murió.
Bolívar, sumido en una profunda depresión, desistió de tantos ideales políticos que tenía en mente… Viajó de nuevo al viejo continente, donde parecía ya perdido entre tanta decepción; quería recuperar su vida, pero ya no la del pudiente, sino la del luchador social y político que le otorgara la libertad a los esclavos y sacar de su querida tierra al yugo español que causaba todavía tanta opresión.
Su convicción: Independencia para toda la América española
Sus pensamientos se internacionalizaron, no hablaba sólo de tierra firme, en sus propósitos estaba también dar libertad a Cuba, Puerto Rico y brindar apoyo en Florida. A su vez, plasmó siempre la intención de batallar por liberar en el sur, al Río de la Plata.
Mientras estuvo en Europa, presenció en París la coronación de Napoleón Bonaparte. Allí, en la capital francesa, le unió una marcada influencia a su maestro Simón Rodríguez, a quien le juró que tenía entre ceja y ceja, liberar a América del Sur.
Todo esto quedó expresado con firmeza en su juramento en el Monte Sacro: «No daré descanso a mi brazo, ni reposo a mi alma, hasta que haya roto las cadenas que nos oprimen por voluntad del poder español».
Con información de 2001.
